El manifiesto contra la muerte del espíritu

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Textos del manifiesto contra la muerte del espíritu

Álvaro Mutis, Fernando Sánchez Dragó, Albert Boadella, Eugenio Trías, Jean Vaudrillard, Alain de Benoist, Abel Posse, José Javier Esparza y Jesús Laínz, Kostas Mavakris son los autores de los ensayos que encontramos en El manifiesto contra la muerte del espíritu con edición a cargo de Javier Ruíz Portella.

De entre todos los textos destaco El burgués: Paradigma del hombre moderno de Alain de Benoist y traducido por por el mismo Portella.

La burguesía parece hoy corresponder a una mentalidad que lo ha invadido todo

El auge de la burguesía comienza en Francia en el siglo XI, con el movimiento comunal. Las comunas, grupos de burgueses que no son ni nobles ni siervos, son hombres libres que  descontentos con la aristocracia reconocen al rey y desconocen al señorío, pidiendo cartas de burguesía para liberarse de las obligaciones. La monarquía enfrentada a los señores feudales apoya el movimiento y crea a los burgueses del rey.

Los burgueses obtienen franquicias comerciales y profesionales y el estado espera qeu la burguesía le financie para destruir los feudos. durante la guerra de los 100 años todo el proceso se acelera. Los señores feudales tienen que vender sus terrenos y la burguesía se beneficia. Se crea un nuevo sector económico liberado de la religión y la política que va a evolucionar hacia el capitalismo.

En el siglo XIII se emprenden unas primeras actividades capitalistas. Colbert dice:

Todo el mundo me parece, estará de acuerdo en reconocer que la grandeza y la fuerza de un estado se miden únicamente por la cantidad de dinero que poseen.

Se centran tres pilares, burguesía, capitalismo y modernidad.

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Y así asistimos al ascenso de la burguesía, el fin del feudalismo, de los gremios, corporativismo y aparición del capitalismo. El auge del dinero, un cambio en la forma de comerciar, se pasa de un sistema de demanda (pull) a uno de oferta (push). Lo importante es enriquecerse, la avaricia y la ambición comienzan a considerarse como una virtud.

La burgusesía había tomado el poder en Inglaterra en 1688, en 1789 llegará la Revolución Francesa, cuyos principales instigadores fueron burgueses. La burguesía derroca a la monarquía porque ya no la necesita.

Una burguesía que sobrevive al movimiento obrero y a los fascismos.

Atendiendo a diferentes autores, Marx, destaca que:

La burguesía no puede existir sin revolucionar constantemente todos los instrumentos de producción, lo cual es tanto como decir las condiciones productivas, es decir, todas las relaciones sociales […]. Se disuelven todas las relaciones sociales, tradicionales y petrificadas, con su cortejo de concepciones e ideas antiguas y venerables; las relaciones que las sustituyen envejecen antes de haberse podido osificar. Todo lo que tenía solidez y permanencia parte como humo, se profana todo lo que era sagrado, y se fuerza, en fin, a los hombres a considerar con ojos desengañados sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas. Empujada por la necesidad de mercados siempre nuevos, la burguesía invade la tierra entera. Tiene necesidad de implantarse por doquier, explotar por doquier, establecer relaciones por doquier. Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía imprime un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Para desesperación de los reaccionarios, priva a la industria de su base nacional. Se han destruido las viejas industrias nacionales, y se siguen destruyendo cada día […]. Bajo pena de muerte, fuerza a todas las naciones a adoptar el modo burgués de producción; las fuerza a introducir en ellas lo que la burguesía denomina civilización, es decir, las fuerza a hacerse burguesas. En una palabra moldea el mundo a su imagen.

Charles Péguy:

Todo el mal ha venido de la burguesía. Toda la aberración, todo el crimen. Es la burguesía capitalista la que ha infectado al pueblo. Y lo ha infectado precisamente de espíritu burgués y capitalista […]. Sería difícil insistir más de la cuenta, es la burguesía l que empezó a sabotear y todo el sabotaje surgió con la burguesía. Es porque la burguesía se puso a tratar como un valor bursátil el trabajo del hombre, por lo que el propio trabajador también se puso a tratar como un valor bursátil su propio trabajo.

André Gidé:

Me dan igual las clases sociales, puede haber burgueses tanto entre los nobles como entre los obreros y los pobres. Reconozco al burgués no por su vestido y su nivel social sino por el nivel de sus pensamientos. El burgués odia lo gratuito, lo desinteresado. Odia todo cuanto no puede alzarse a comprender.

Y entonces el tiempo se convierte en mercancía, time is money que dijo Franklin, el tiempo es oro. Decir que el tiempo es escaso es lo mismo que reconocer que es un recurso limitado y se pasa de preocuparse más por la duración que por la intensidad y calidad de ese tiempo.

El burgués quiere tener, parecer -y no ser. Toda su vida está orientada a la «felicidad», es decir, al bienestar material; una felicidad que está ella misma relacionada con la propiedad, definida como la totalidad de lo poseído, sin la menor reserva, y de lo que se puede disponer a su antojo. Proviene de ahí la propensión burguesa a hacer la propiedad el primero de los «derechos naturales». Proviene también de  ahí la importancia que el burgués otorga a la «seguridad», que es a la vez indispensable para proteger lo que ya tiene y para buscar racionalmente su interés futuro: la seguridad es, en primer lugar, una comodidad del espíritu, garantiza el mantenimiento de los logros obtenidos y permite calcular otros nuevos.

A comienzos del siglo XX burguesía y clase media empieza a mezclarse y hoy podemos decir e todo el mundo es burgués.

Hoy quiere ser dinámico, deportivo, hedonista, incluso «bohemio». Lejos de evitar los gastos superfluos, parece como dominado por una fiebre consumista que le hace buscar constantemente nuevos artilugios y cachivaches. Lejos de intentar morigerarse, su modo de vida, centrado en el culto del ego, está, «por así decirlo, totalmente consagrado al placer»  (Péguy). Paralelamente también se acentúa el repliegue en la esfera privada: cocooning, internet, fax, modem, tele-video-conferencia, venta por correspondencia, telecompra, entregas a domicilio, sistemas interactivos, etc. permiten mantenerse en contacto con el mundo sin implicarse en él, encerrándose en una burbuja doméstica lo más estanca posible en la que cada cual se convierte más o menos en la prolongación de su telemando o de su pantalla de ordenador.

Otro fenómeno esencial de esta evolución estriba en la generalización del crédito, que permite utilizar de forma nueva el tiempo-mercancía: no sólo el tiempo eso oro, sino que este oro se puede gastar por anticipado; es decir, anticipando el valor del tiempo venidero. Gracias al crédito, cada individuo puede vivir financieramente un poco más de tiempo del que vive realmente. El burgués a la antigua abogaba por contener el gasto. El crédito incita, con el riesgo de endeudarnos por encima de nuestras posibilidades, a gastar más de lo que tenemos. Por ello, observa Daniel Bell que «la ética protestante fue minada no por el modernismo, sino por el propio capitalismo. El mayor instrumento de destrucción de la ética protestante fue la invención del crédito. Antes, para comprar, se tenía primero que economizar. Pero un una tarjeta de crédito se pueden satisfacer de inmediato los deseos»

  Separador de temáticas del artículo

El resto de ensayos de ensayos no ha conseguido interesarme tanto, la pérdida de «lo sagrado» relacionado con el espíritu lo. la verdad es que este tema es recurrente en todos los escritos. Explicar que es lo sagrado, porque se ha perdido y la relación con diferentes materias como la ciencia, la música, el arte.

Lo sagrado no tiene relación con religión, o sí si eres creyente. hablan de esa sensación de grandeza, de no saber explicar algo, de inmensidad que nos llena. El arte y lo sagrado, y como el arte moderno lo ha perdido, como el arte ha dejado de ser arte como ya no busca la grandeza sino simplemente gustar, complacer y en ocasiones ya ni eso.

Las religiones, lo sagrado y la muerte del espíritu

¿Es necesaria la religión en nuestro tiempo? Evalúan el papel de la religión en los tiempos modernos.

En cuanto a ciencia hay un intento de conjugar ciencia y lo sagrado con esas cosas que todavía son inexplicables para el ser humano y que quizás no lleguen a resolverse nunca. Como la ciencia está matando lo sagrado y porque no debería ser así.

Independientemente de tus creencias u opiniones son unos ensayos interesantes, en ocasiones en han resultado demasiado difíciles de leer y que requieren toda la atención, pero sin duda ofrecen opiniones y puntos de vista a temas que no te habías planteado.

Si atendemos a la gran separación del hombre cuerpo, mente y espíritu, parece a nivel espiritual estamos perdidos.

Me ha encantado (lo mencionan en varios ensayos) la pérdida de calidad de los productos, de hacer productos únicos en los que se vuelca todo tu conocimiento y tu pasión, tú alma. Ha dado paso a conseguir productos mediocres, iguales y que se fabrican en segundos o minutos, sin apenas la intervención del hombre. Ya no se busca la excelencia en casi nada, se pierden los detalles, pero hablo en todos los niveles, por ejemplo que pocos proyectos web hay que intenten conseguir la excelencia, o ebooks, o libros. Ya no vemos ese perfeccionismo obsesivo que nos daba una calidad suprema.

Te dejo con el libro…

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