Hace tiempo que leí Cómo nos venden la moto un libro que Ignacio Ramonet escribió junto con Noam Chomsky y desde entonces quedé fascinado. De Chomsky he seguido leyendo varias de sus obras pero de Ramonet no lo había hecho hasta ahora. Y va a directo a nuestra sección de libros.
La tiranía de la comunicación es un ensayo sobre el funcionamiento de los medios de comunicación de masas en nuestra sociedad. Centrándose en el papel de la televisión.
A pesar de estar escrito hace 20 años, vemos la vigencia de todo lo que cuenta en los medios actuales. Hay que hacer una mención especial al análisis de la televisión y sobre todo de los telediarios. Te abre los ojos a su funcionamiento.
Me quedo con las ganas de ver estos análisis pero en la época actual teniendo en cuenta la importancia que ha tomado Internet, las redes sociales, etc y que hace 20 años aún no eran importantes.
Leyendo a Ramonet me entran unas ganas inmensas de leer su último libro El imperio de la vigilancia y de suscribirme a Le monde diplomatique donde fue director durante muchos años
Voy con las ideas más importantes o las que más me han interesado del libro. Notas que no quiero que se me olviden.
Ideas y argumentos para recordar y reflexionar
En primer lugar, la misma idea de la información. Hasta hace poco informar era, de alguna manera, proporcionar no sólo la descripción precisa -y verificada- de un hecho, un acontecimiento, sino también aportar un conjunto de parámetros contextuales que permitieran al lector comprender su significado profundo. Era responder a cuestiones básicas: ¿quién ha hecho qué?, ¿con qué medios?, ¿dónde?, ¿por qué?, ¿cuáles son las consecuencias?
Y así se establece, poco a poco, la engañosa ilusión de que ver es comprender y que cualquier acontecimiento, por abstracto que sea, debe tener forzosamente una parte visible, mostrable, televisable.
También ha cambiado el tiempo de la información. La optimización de los media es ahora la instantaneidad (el tiempo real), el directo, que sólo pueden ofrecer la televisión y la radio. … La prensa escrita acepta la imposición de tener que dirigirse no a ciudadanos sino a telespectadores
la veracidad de la información. Hoy un hecho es verdadero no porque corresponda a criterios objetivos, rigurosos y verificados en las fuentes, sino simplemente porque otros medios repiten las mismas afirmaciones y las «confirman»…
A todas estas transformaciones hay que añadir un malentendido fundamental… Muchos ciudadanos estiman que, confortablemente instalados en el sofá de su salón, mirando en la pequeña pantalla un a sensacional cascada de acontecimientos a base de imágenes fuertes, violentas y espectaculares, pueden informarse con seriedad. Error Mayúsculo. Por tres razones: la primera, porque el periodismo televisivo, estructurado como una ficción, no está hecho para informar no para distraer; en segundo lugar porque la sucesión rápida de noticias breves y fragmentadas (una veintena por cada telediario) produce un doble efecto negativo de sobre información y desinformación; y finalmente, porque querer informarse sin esfuerzo es una ilusión más acorde con el mito publicitario que con la movilización cívica. Informarse cuesta y es a ese precio al que el ciudadano adquiere el derecho a participar inteligentemente en la vida democrática.
Es decir, que la censura no funciona hoy suprimiendo, amputando, prohibiendo, cortando. Funciona al contrario: funciona por demasía, por acumulación, por asfixia. ¿Cómo ocultan hoy la información? Por un gran aporte de ésta: la información se oculta porque hay demasiada para consumir y, por tanto, no se percibe la que falta.
Por medio de la cámara, del aparato de fotos o del reportaje, todos los media (prensa, radio, televisión) intentan poner al ciudadano directamente en contacto con el acontecimiento
¿Qué es verdadero y qué es falso? El sistema en el que evolucionamos funciona de la manera siguiente: si todos los media dicen que algo es verdad, es verdad. Si la prensa, la radio o la televisión dicen que algo es verdad, eso es verdad incluso si es falso.
Sobre el telediario
Recibe una importancia especial en el libro los telediarios. Debido a que es la principal forma de informar noticias en el media más importante, la televisión.
Ramonet nos cuenta la estructura de los telediarios que vemos hoy en día. Como han evolucionado y su marcado formato hollywoodiense, como si fuera un un guión de una película. Terminando con el famoso Happy end o final feliz.
No es muy complicado ahora llegar a la conclusión de que una persona no puede informase exclusivamente por medio de un telediario. El telediario no está hecho para informar, está hecho para distraer. Está estructurado como una ficción. Es una ficción hollywoodiense. Comienza de una cierta forma, termina en un happy end. No se puede poner el final al principio. Mientras que un periódico escrito puede comenzar a leerse por el final. Al final del telediario uno ya ha olvidado lo que pasaba al principio. Y siempre termina con risas, con piruetas.
La función del telediario
Como en aquellos films, se procura no terminar con una nota trágica o excesivamente grave (la audiencia se quedaría abatida). Las leyes del happy end (final feliz) exigen terminar con una nota optimista, una anécdota divertida. Ya que la función del telediario tiene algo de psicoterapia social debe, por encima de todo, infundir esperanza, tranquilizar sobre las capacidades de los gobernantes nacionales, inspirar confianza, suscitar el consenso, contribuir a la paz social.
La información del pobre
Demoledor. Esto de que el telediario es la información del pobre me ha fascinado.
La credibilidad de las informaciones televisadas es más elevada en la medida en que el nivel socioeconómico y cultural de los telespectadores es más bajo. Las capas sociales más modestas apenas consumen otros medios de comunicación y casi nunca leen periódicos; por eso no pueden cuestionar, llegado el caso, la versión de los hechos propuesta por la televisión. El telediario constituye la información del pobre. En eso estriba su importancia política. Manipula más fácilmente a los que menos defensa cultural tienen.
La víctima, el salvador y el dignatario.
En los telediarios, las leyes dela puesta en escena crean la ilusión del directo y, por tanto, la de la verdad. En cuanto se produce un acontecimiento, ya sabemos cómo nos va a hablar de él la televisión, según qué normas, qué criterios fílmicos.
Las nuevas tecnologías sólo contribuirán al perfeccionamiento de la democracia si luchamos, en primer lugar, contra la caricatura de sociedad mundial que nos preparan las multinacionales, lanzadas a tumba abierta hacia la construcción delas autopistas de la información.
Los medios en las guerras
Una de las secciones interesantes es la historia de los medios en las guerras. No pongo todas las que comentan pero van algunos de los hitos más importantes.
México 1911, el cine en acción
De igual manera, la revolución mexicana (1911-1920) movilizó a los grandes medios de comunicación, reporteros de todo el mundo, fotógrafos y, por primera vez, el cinematógrafo. La revolución mexicana es la primera guerra filmada en directo.
La primera guerra mundial (1914-1918)
Hay que tener en cuenta que es la primera guerra en la que todos los combatientes están alfabetizados, saben leer, escribir y contar. La enseñanza primaria es obligatoria en todos los países europeos en el último tercio del siglo XIX. La escuela, y el estudio de la historia nacional, han hecho de ellos unos patriotas, les han convertido mayoritariamente en nacionalistas convencidos.
La nueva censura
Por primera vez los gobiernos consideran que el estado de la guerra les autoriza a controlar el contenido de la prensa y, por ejemplo, constituyen grupos de oficiales especializados en la información, que son los únicos acreditados para contactar con los periodistas. La prensa no tiene la oportunidad de informar debidamente y, entre otros impedimentos, los reporteros no pueden entrar en las trincheras hasta finales de 1917.
La principal propaganda se dirige el propio público, para que conozca lo justo de combate y la maldad del adversario. Se crea una relación gobierno-opinión pública tan fuerte, que es difícil tener un criterio contrario u hostil a la intervención.
Como dice el almirante Antoine Sanguinetti: «Las guerras son demasiado violentas para que los civiles las puedan contemplar»
El primer conflicto , tratado ya con la nueva visión es el de las islas Malvinas de 1982 y a partir de aquí todos los conflictos armados se tratan de la misma forma. Son las lecciones de la guerra de Vietnam
Lecciones de la guerra de Vietnam
La primera lección es que en un conflicto el papel de bueno -para los medios- es el de la víctima. Uno de los primeros objetivos será, pues, aparecer como víctima. Crear una imagen muy agresiva, muy negativa, muy amenazante, del adversario.
La segunda lección es que la guerra es peligrosa y que los periodistas corren peligro si se acercan al frente. Hay que protegerlos pues, evitando que se aproximen a los lugares no dejar que el conjunto de la población sea testigo de los combates, basándose en que las guerras son demasiado complicadas para que la opinión pública las pueda conocer directamente.
Entramos en un universo en el que la idea de que las guerras son transparentes ha sido abandonada. Desde Vietnam, en las guerras sólo se filma la versión que conviene dar del conflicto, la que el «ministro de la guerra» de la potencia correspondiente quiere dar a conocer.
Granada en 1983, Panamá en 1989 y sobre todo la Guerra del Golfo. Tanto es así que existe una pauta oficial de todos los países que pertenecen ala OTAN elaborado en 1986 por la Alianza Atlántica sobre cómo comportarse con los medios de comunicación en caso de conflicto.
en el telediario la información principal no es lo que ha pasado sino cómo el presentador nos lo cuenta.
Ante una información que sigue hoy hasta el paroxismo la lógica del suspense y del espectáculo, el ciudadano empieza a comprende los riesgos que le hacen correr su abandono y su fascinación. Descubre que informarse cuesta. Y que ese es el precio de la democracia.
Existen 2 medios a los que me quiero suscribir
- Le monde diplomatique en español
- Revista 5w. Crónicas de larga distancia
Vuelvo a recomendaros el libro La tiranía de la comunicación de Ignacio Ramonet que aún siendo antiguo nos enseña y nos abre los ojos de cómo funciona el mundo.
Los apartes a que Ud hace mención son casi que el Resumen de lo que es el Libro;Me parece excelente.
Me alegro de que te haya gustado y que te haya parecido interesante :)