Compré Mi padre y su museo de Marina Tsvietáieva por una recomendación de Twitter, además que por ser de Acantilado, una editorial que hasta el momento siempre ha acertado con mis gustos.
La verdad es que pensaba que trataría más el tema museístico y esto me ha decepcionado un poco. Me encantan los museos y me fascina su gestión. Solemos ir a ver museos con la familia y desde hace poco he empezado a documentar estas visitas como:
El libro se complementa con otro volumen de la misma autora titulado Mi madre y la música.
El libro consta de 8 relatos breves. Los 3 primeros escritos en ruso y los 5 restantes, los de la segunda parte adaptados al gusto francés. Según la editorial son 5 relatos muy breves, alguno apenas llega a un par de páginas. Son anécdotas reescritas de los cuentos largos.
Durante todo el volumen habla sobre la vida de su padre Iván Vladímirovich Tvietáieven, fundador del Museo de Bellas Artes de Moscú al que se le dio el nombre de Alejandro III. Son pequeños episodios que siempre están relacionados con el
No, no, uno no cambia lo viejo por lo nuevo, lo bueno por lo mejor. Y Y un solo hombre no ha de tener dos casas. Demos gracias a Dios por ésta y quedémonos aquí.
Así se hizo. Si estoy orgullosa de algo, es de haber nacido de padres que jamás se aprovecharon de nada – material, y de todo – lo espiritual. Espero haber legado este orgullo a mi hijo.
El cuento más destacado ha sido El uniforme. Este fragmente es de lo más destacado, donde describe la forma de ser de su padre. hay que decir que en toda la literatura rusa que he leído se desprende este pesimismo, esta tristeza como forma básica de vida, ya lo vemos en los cuentos de Chejov que reseñé en la web.
Entendámonos. No se trataba de avaricia.
Aunque en realidad -sí. Era avaricia en grado superlativo.
Avaricia de hijo de gente pobre que habría tenido remordimientos de gastar, ya que sus padres sufrieron y pasaron penurias hasta su último aliento. Y así, avaricia que era piedad filial. Avaricia de antiguo estudiante pobre que, si gasta, cree robar a los estudiantes pobres de hoy. Y así, fidelidad a su juventud.
Avaricia del terrateniente que sabe con cuánta dificultad la tierra se vuelve plata. Y así, fidelidad a la tierra.
Avaricia del asceta que encuentra todo demasiado bueno para él, cuerpo, y nada demasiado bueno para él, espíritu. Que ha elegido entre la materia y el espíritu.
Avaricia de toda persona verdaderamente ocupada y consciente de que cualquier gasto es, ante todo, una pérdida de tiempo (toda adquisición material se paga con tiempo). Avaricia – economía de tiempo.
Avaricia de todo ser que tiene una vida espiritual y que simple y sencillamente no necesita nada. (El desapego que Lev Tolstói sentía por todo bien terrestre no es un desapego deseado, sino un desapego natural. Manejar sus bienes es infinitamente más difícil para un escritor que donarlos, y una gran mesa de madera blanca es infinitamente más atractiva que un hermoso escritorio con cajones, quizá llenos de cosas inútiles y que atestan, sobre todo, la cabeza. Y el lujo de Wagner siempre me ha resultado más misterioso que su genio. Por tanto avaricia – espiritualidad).
Museo de Bellas Artes o museo Alejandro III
Indagando un poco en la historia del museo, vemos que se le llama Museo Pushkin y su nombre oficial es el Museo Estatal de Artes Plásticas.
Fue fundado por el filólogo Iván Vladímirovich Tsvetáiev, hijo del historiador Dmitri Ilovaiski. En sus inicios estaba centrado en escultura clásica. Hoy en día cuenta con más de 560.000 piezas en una gran vriedad e colecciones. Coleccions arqueológicas guipcias, pintura clásica, y antigua, impresionismo y vanguardia del siglo XX
Web Oficial del Museo Pushkin para investigar un poco
Notas
Kítezh. Según la leyenda,la ciudad de Kítezh desapareció engullida por las aguas de un lago, para escapar de la invasión de los tártaros, y sobrevivió íntegramente bajo el agua.
Román Ivánovich Klein (1858 – 1924), académico, arquitecto y constructor del museo de bellas artes.